Mes: junio 2013
Fortaleciendo la educación actual
Hace un par de meses tuvimos una reunión en un centro educativo de Bizkaia con la jefa de estudios de cara a matricular a nuestro hijo en la misma.
Me ha venido a la cabeza hoy mismo porque he estado viendo un reportaje sobre la educación de Eduard Punset en el que habla con expertos en la materia los cuales hablan de un desenfoque de la educación actual. Es decir, que la sociedad ha evolucionado tanto en distintas materias que lo que se da en las escuelas está destinado a los niños de hace 20 años.
Aparte de este valioso reportaje quería exponer un poco mi punto de vista sobre la educación actual y lo que me aportó personalmente esa entrevista.
Por un lado, estoy de acuerdo en que la educación necesita actualizarse tanto en materias, como en tecnología y en formación constante hacia el profesorado para adecuarse a la sociedad actual. Niños inmigrantes, multiculturalidad, inteligencia emocional, estudios cuasi personalizados, estudios enfocados a las salidas laborales, ayudas extra escolares con colectivos marginados o discapacitados,etc.
Saber integrar todas estas variantes pueden ayudar a que los padres tomen decisiones sobre los centros educativos a los que enviar a su hijo. Además estarían los pilares en los que quieren que su hijo se eduque. Por ejemplo, quiero un centro religioso donde el modelo sea completamente en euskara con clases de inglés y francés y que se promocione la cultura euskaldun y el sentir Euskal Herria. O que sea un modelo A íntegramente en castellano con asignatura de inglés y que tiene unos equipamientos deportivos impresionantes.
A partir de aquí, los padres tienen que elegir qué centro cumple esos pilares básicos y personales aunque siempre tendrán un obstáculo por parte de la Administración. Si ese centro no está dentro del distrito donde vives y recibe subvenciones de aquella última, los puntos que asignan por distrito hará que tengas muy complicado matricularlo. Con este punto no estoy de acuerdo pero es la ley.
Creo que muchos padres no se toman con seriedad este tema. Piensan que el que les pilla cerca de casa, o este que tiene mucha fama o el otro que tiene un buen equipo de basket les vale. Para mi, error por un lado, dejadez y egoísmo por otro.
En las condiciones ideales y como pasaba en la época en la que yo nací, podrías hacerlo y además, viendo el modelo educativo y pedagógico que propone ese centro. En el caso del centro donde tuve la entrevista, ese modelo era integrador y cuasi individualizado por lo que las garantías de formar a tu hijo integralmente se cumplían.
Me pareció interesante el intercambio tanto de alumnado como profesorado con distintos centros de Europa ya que el resultado para ambos es muy enriquecedor. Otras culturas, costumbres, formas de enseñar que se pueden implementar en tu centro,etc.
Para terminar, y en un recorrido galáctico por Europa, la jefa de estudios me comentó dos anécdotas relevantes para mi. Una, que el éxito del modelo finlandés no versa tanto en torno al modelo educativo sino en cuanto a que es un tema cultural y social del país. Y dos, que en los Países Bajos todavía se ven colegios de negros y blancos, por poner un ejemplo. Sigue habiendo esa división y la mayoría de la gente lo ve normal allí.
El nuevo dardo en la palabra
Tenía ganas de hincarle el diente a este libro. Por fin, en mis diarios viajes en tren a trabajar, he aprovechado para ponerme al día de lo mal que andamos en el tema oral. De las patadas que damos al diccionario de castellano y de que la mayoría de veces nos dejamos llevar por los periodistas bien sean de radio, prensa o televisión, pensando que son gente culta y no lo son llevándote a equívocos innecesarios y a usar mal las palabras según el contexto.
Sí recomiendo tener un diccionario de castellano a mano porque vas a aprender vocablos nuevos que no sabías ni que existían. Una persona tan erudita como Lázaro Carreter no es fácil de leer pero te aseguro que aprenderás cosas nuevas y no tan nuevas que ya pensabas que dominabas.
Mi abuela y diez más
Cada vez me van gustando más esos libros dedicados a contar las intrahistorias del fútbol. No me motivan los libros sobre coaching, sobre Mou y Pep o la biografía de Maradona. Me he cansado de estos superventas de literatura barata que no aportan mucho al conocimiento futbolístico. Porque se ha dejado de lado a uno de los elementos fundamentales del deporte rey: el aficionado. Sí, el seguidor del equipo que lleva consigo una bonita historia ligada al fútbol, a su equipo y a su ciudad. Y así es como me ha apasionado la lectura de este pequeño libro de bolsillo llamado: «Mi abuela y diez más».
Ander Izaguirre, un ciclista frustrado que se convirtió en periodista por pasión, nos relata desde la perspectiva de su familia y,sobre todo, su amama Pepi, cómo adquirió ese sentimiento «txuriurdin». El relato te engancha tanto, sobre todo si eres futbolero, que no puedes dejar de leerlo hasta que lo terminas. Enlaza anécdotas, historietas y personajes famosos con un ritmo trepidante.
Un punto a mi favor es que he pasado muchos veranos y épocas navideñas en Donostia por mi pasado genealógico donostiarra y parte del relato me era familiar. Por cierto, esto no lo puede contar cualquiera, pero estuve en el último partido jugado en Atocha y en San Mamés. ¿Soy de «special one»? Ahora soy «the happy one». Tira esos cohetes Ander!!!
El túnel del tiempo
Es un placer volver a sentir el «tracatra» del tren bajo tus pies. Ese medio de transporte relegado a la segunda división por el Metro o el tranvía, mucho más modernos y con mayor frecuencia de horarios.
Cogiendo la línea C-1 que va desde Bilbao a Muskiz, el tren te lleva hacia un verdadero viaje en el tiempo. Recorriendo lo que antiguamente era la mayor zona industrial de Euskadi, Ezkerraldea y Meatzaldea, y viendo como grandes fábricas con sus grúas, polígonos y casas están a punto de recibir el golpe definitivo para derrumbarse sobre un suelo que vio trabajar a miles y miles de personas venidas de aquí y de allá y donde se labraron un futuro económico y familiar para siempre.
Su defunción espera, mientras contemplan en silencio como la ría transcurre apacible, limpia y fresca hacia la desembocadura donde otrora navegaban un sinfín de barcos a recoger o traer mercancías. Era como la A-8. Sin parar, un tráfico enorme. Hoy, ya no queda casi nada, por no decir, nada. Se percibe esa decadencia propia de alguien que en su día creó mucha riqueza pero que no supo adaptarse a los tiempos y las telas de araña enmudecieron su patrimonio.
El tren serpentea entre lo antiguo y lo moderno, sobre todo, en la zona de Barakaldo y Sestao, siendo las vías una especie de frontera entre los dos lados del pueblo. Una estampa muy bonita pero a la vez triste. Un trayecto diario que te lleva a los años 60 y 70 en la margen izquierda. Cuando llegas a la zona minera ya casi no se vislumbran rastros desde el tren, salvo las canteras donde se extraía mineral en Ortuella gracias a los «barrenadores» allá por principios del s. XX y ese horno de calcinación transformado en centro cultural.
En Bilbao, las vias que antes recorrían a cielo abierto el centro de la ciudad, hoy han sido engullidas por la civilización y corren silenciosas bajo la gran transformación urbanística. Sería bonito pasar por encima viendo la zona de San Mamés y Amezola donde el paisaje podría ser muy parecido al de Ezkerraldea.
Si hubiera una ventana, sacaría la mano con mi cámara fotográfica para parar el tiempo e inmortalizar esos paisajes, esos momentos.
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